La velada transcurrió lenta y tranquila; intercambio de susurros y palabras serenas con sabor sensual; pequeños tintes de un sutil aroma a dulce ternura, caricias aterciopeladas que recorrían nuestros cuerpos sin a penas rozarlos. La noche entró de lleno en la habitación y casi, sin darnos cuenta se mezcló con el sonido de un bolero y el sabor de nuestros besos. El color del ambiente se volvió pardo y la pasión apareció junto a nosotros; entre tu piel desnuda y mi pecho, surgió el más tierno abrazo. El amor inocente y la locura del deseo se entremezclaron para fundirse en un todo único; tu cuerpo.... el mio... unidos y enlazados con la fiel promesa de no separarnos mientras nuestros corazones sigan latiendo al unísono.
Qué es el amor sino incertidumbre; nuestras almas se comprometen cuando escogen el mismo sendero, no antes. El silencio habla, te aconseja si sabes escuchar con atención; a veces.... nuestro mejor guia. Me dices que no sabes amar y lo cierto es que el amor eres tu; de tu piel emerge la ternura más apasionada, el despertar de un sentimiento profundo, tal vez dormido, pero latente; y me pides que te ayude, que tenga paciencia contigo..... cuando el candor de tu mirada es la templanza en sí misma; en tu regazo se alberga la nobleza del más puro sentimiento; eres el grial de mi corazón.
