domingo, 17 de abril de 2016

VEJEZ

Luz de mayo cruzaba el horizonte rayando el sol de primavera. Sentimiento vespertino, candor de atardecer, paz solariega, sensación de nobleza, bienestar…..

Disfrutaba de los aromas exóticos de la hacienda y con dulzura sucumbía a su embrujo, dejándose llevar por la desidia y el desdén. Cigarra perezosa se repetía y su cuerpo inerte colgaba de una hamaca amarrada a dos encinas. Mecedora embriagadora que con su vaivén le trasladaba a un tiempo remoto, aquel en el que su piel irradiaba tersura y en sus mejillas brillaba la frescura de la juventud.

La vejez no es buena se decía, las arrugas se acomodan en tu piel y hacen de ella su morada, no hay quien se las quite de encima, murmuraba. Te despiertas con el paso del tiempo en tus entrañas y al atardecer te visita la rutina y no puedes por más que dejarla entrar y darle la bienvenida, eso si, sin buena cara y con cierta melancolía; no es buena compañía la costumbre, balbuceaba con semblante triste.

La noche cayó y cubrió el ocaso con un manto de esperpéntica apariencia. No hay noche sin frialdad, ni vejez sin soledad pensaba cabizbajo y entre las tinieblas de su lúgubre habitación se adormeció y se susurró al oído…..mañana, será otro día…., buenas noches amigo…..