Temeroso, tembloroso, una orilla extraña, noche gélida, pies descalzos, frío en la piel. Algunos se habrán quedado en el camino, tal vez sus seres más queridos, su hembra, algún hijo y un solo pensamiento.... huir, escapar a toda prisa, refugiado entre las sombras al abrigo de la noche. En su mente una sola idea, buscar desesperadamente un cobijo que le cubra, una mano amiga, calor de hogar, sentirse seguro, sin papeles no hay camino.
Como racimos se esparcirán entre la arena de la playa; nadie sabe si volverán a verse, a encontrarse de nuevo. Frente al asedio de la fuerza, temor, desconcierto, ojos desorbitados y finalmente desfallecidos por la lucha, sucumbirán a su destino, abnegados y sumisos; pensarán en su suerte, tal vez buena o mala, pero mejor que la de aquellos que yacieron en un profundo sueño entre corales.
En su corazón la esperanza, un quizás, un puede ser, un destino, si no mejor, tal vez distinto; sin miedo, alejados de la miseria y el hambre, de la venganza, el crimen, la opresión; un solo deseo, comenzar de nuevo, otra oportunidad, volver a sonreir. Se moverán despacio entre el gentío, con tiento, en una tierra extraña que los rechaza, madre de otros, hijos extranjeros no maman de su seno. Y pasará el tiempo, sin rumbo, sin camino, pues por mucho que caminen no hallarán su destino; volverá el hambre, el miedo a ser visto y el cautiverio de unas rejas, preludio de un retorno al punto de partida. Final de una aventura sentenciada desde el comienzo. Sin papeles no hay camino, sin papeles..... no hay destino.