miércoles, 11 de febrero de 2015

ADICCIÓN

Pobreza en sus huesos cala en su memoria al amanecer; cama húmeda, pies mojados junto a una farola triste que, noche tras noche, vela sus sueños. Recuerdos apretados contra su pecho como si de un tesoro se tratase. No hace tanto de aquellos días felices, cuando el despertar suponía una verbena; risas, compañía, el cariño de los suyos, un futuro por construir; los suyos...... aquellos que le vieron partir una mañana de Otoño con la embriguez decorando su semblante; nariz sonrosada, capilares apresurandose en sus mejillas y el paso tambaleante, a la deriva, con la consigna de "esta será la última". Carcajadas entremezcladas con el hedor etílico rezumando por sus poros y unos ojos a lo lejos, temblorosos, llenos de vergüenza, marcando un último adiós con el estruendo de un portazo.

Culpabilidad ahogada en aguardiente con la llegada del ocaso; su día a día; hoy olvido, mañana dolor, culpa, remordimiento y esa espiral que gira y gira sin cesar a su alrededor. No existe el mañana, tan solo sobrevivir en la jungla de asfalto, antesala de su hogar.

Que el tiempo pase, deprisa, ese es su deseo; que el mañana llegue, sin demora y la noche eterna le cubra con su manto de escarcha, velo liberador de su agonía. Ahora espera su momento, encogido, ya sin miedo, con paciencia...., una sonrisa tenue dibujada en su rostro achica el paso del gentío; es tarde, se dice......., tal vez será esta noche......., seguro será la última.......