lunes, 15 de mayo de 2017

HOGAR

Un lugar que es a la vez sagrado espacio y micro cosmos, en el devenir de mi existencia; placer, serenidad, quietud, todo eso me aporta mi hogar: En el umbral de mi morada se agolpan infinitos recuerdos que, atraídos por el silencio llegan a mi, cual espíritu del viento; un roce sutil en mis mejillas, me estremece; la soledad me invita a gozar de su vacío, es mi momento, ése en el que no hacen falta respuestas, ni explicaciones. Al otro lado, el bullicio pasa, para mí, inadvertido; el gentío que viene y va, con su algarabía tumultuosa se revela ante mi como un sueño a punto de estallar; se mantendrá al margen, eso sí, de mi estancia infranqueable; protegida por el rumor de las amapolas mecidas por la brisa …., y su olor, ese olor…., vestirá cada mañana con el perfume de la lavanda, el color de la espiritualidad, la meditación; y el confort de saber que sólo yo piso este terreno, tierra fértil; de sus raíces emergen el coraje, esfuerzo y recompensa; pies descalzos, ligeros, liberados del sopor calorífico del verano…., frescos, livianos; es la paz de mi hogar; entre sus paredes se esconde la recompensa más preciada, libros esparcidos, figuritas, recuerdos de amigos o de aquellos que algún día lo fueron, quizás algo más que eso, todo confluyendo aquí y allá con armoniosa sintonía, con la fragancia del amor colándose por entre las rendijas, es imparable, todo lo envuelve, su aroma recorre cada centímetro, cada pared….., es aquí donde quiero estar, mecida por la quietud del infinito, que se detenga el tiempo…, quiero disfrutar del placer al que me invita, la soledad de este lugar....