Pobreza en sus huesos cala en su memoria al amanecer; cama húmeda, pies mojados junto a una farola triste que, noche tras noche, vela sus sueños. Recuerdos apretados contra su pecho como si de un tesoro se tratase. No hace tanto de aquellos días felices, cuando el despertar suponía una verbena; risas, compañía, el cariño de los suyos, un futuro por construir; los suyos...... aquellos que le vieron partir una mañana de Otoño con la embriguez decorando su semblante; nariz sonrosada, capilares apresurandose en sus mejillas y el paso tambaleante, a la deriva, con la consigna de "esta será la última". Carcajadas entremezcladas con el hedor etílico rezumando por sus poros y unos ojos a lo lejos, temblorosos, llenos de vergüenza, marcando un último adiós con el estruendo de un portazo.
Culpabilidad ahogada en aguardiente con la llegada del ocaso; su día a día; hoy olvido, mañana dolor, culpa, remordimiento y esa espiral que gira y gira sin cesar a su alrededor. No existe el mañana, tan solo sobrevivir en la jungla de asfalto, antesala de su hogar.
Que el tiempo pase, deprisa, ese es su deseo; que el mañana llegue, sin demora y la noche eterna le cubra con su manto de escarcha, velo liberador de su agonía. Ahora espera su momento, encogido, ya sin miedo, con paciencia...., una sonrisa tenue dibujada en su rostro achica el paso del gentío; es tarde, se dice......., tal vez será esta noche......., seguro será la última.......
Es muy profundo, la triste realidad es que nadie esta a salvo de terminar así, la pobreza no hace distinciones si bien hay quien hace de ella un modo de vida, por ejemplo esos chicos que tocan la flauta y con un sombrero piden "un centimillo".
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo,pero soy de la opinión que no es tan triste la pobreza económica como la pobreza de espíritu; ésta si que es lamentable y tiene difícil solución. ¿Tu que opinas?
ResponderEliminarQuerida amiga, sin duda alguna la pobreza de espíritu es mucho más grave. En fin de cuentas la pobreza es algo que puede cambiar repentinamente pero la de espíritu se gesta desde la infancia y es más difícil de corregir. Vivimos en un mundo de competititividad, de adición por el consumo y los bienes materiales, de intentar conseguir o superar al conocido o al vecino de al lado.
ResponderEliminarLa pobreza de espíritu se entiende como pobreza "de corazón" (Mateo 5,8a);
La pobreza no significa necesariamente miseria. Y es por eso que podemos encontrar ricos pobres y pobres pobres, a los que la riqueza o la pobreza no les impide estar adornados por la virtud del que es pobre de corazón. Pero también encontramos ricos ricos que hacen de los bienes materiales su única aspiración en la vida y pobres ricos que son pobres sólo en su desgracia.
ResponderEliminarPor desgracia cada vez es más frecuente esta descripción en las calles, es triste ver cuanta alma en pena se arrastra por las calles y cuantas historias podemos ver. Se parece cada vez más a las calles de New York.
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