Llegado el momento en que las almas vuelvan al olvido, sólo
le pido a Dios que no me aparte del recuerdo de aquellos con los que he vivido.
Con humildad le pido al Ser
Supremo, que lo que quede de mi estela lo incorpore, cual polvo de estrellas plateado,
al umbral de paso a las tinieblas; sin llanto ni amargura, sin dolor ni
tristeza, bajo la envergadura del silencio infinito, en la morada de espíritus sin rumbo.
Halo de misterio entre las tumbas
ausente de corporeidad, mezclándose entre runas de ausentes y presentes que
vagan sus desdichas entre rincones y aguardiente, al abrigo de la gran ciudad,
aquí y allá, acá y allí.
Paciente aguardas el momento; con
aliento contenido, acechas el camino del perdido al amparo de la noche. Dueña
de la guadaña universal, postrada a la entrada de un pórtico espectral, de paso
obligatorio; hoy, toca pasar; sentir tu sesgo bajo el yugo de tu manto; hoy
toca, sin remedio, dejarse abandonar…….
En muchas religiones y culturas se ha planteado el más allá y lo que queda de nosotros cuando abandonamos ente mundo material. Cada uno hace sus cábalas y sus hipótesis pero lo cierto es que al final lo único que sabemos con certeza es que somos materia y energía que volverá irremediablemente al universo, del que nunca nos fuimos.
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